Llevábamos 6 años casados, la vida nos iba muy bien y teníamos dos hijas preciosas, mi mujer Gema, rubia, ojos azules, no muy alta, simpática y muy cariñosa. Yo moreno, pelo muy corto, 1,69 de estatura, y ojos oscuros y buen cuerpo, después de muchos años de deporte. Éramos una pareja ideal, pero en nuestra relación había algo que estaba fallando desde un tiempo y era el sexo.
A mi me apetecía probar cosas nuevas, diferentes, explorar otras cosas en el mundo del sexo, en cambio mi mujer no estaba muy por la labor de experimentar cosas nuevas en la cama y eso hacía que nos estuviéramos distanciando en la forma de ver el sexo en pareja. A pesar de que yo le había propuesto diferentes cosas, siempre obtenía como respuesta un no y eso iba minando mi moral y mi deseo por tener sexo con Gema, ya que últimamente nuestros encuentros sexuales eran bastantes monótonos y rutinarios sin nada de picante o morbo.
Un día estando los dos en la cama y viendo que estaba de buen humor, le volví a proponer una nueva experiencia. -Gema, te quiero proponer una experiencia nueva, para darle morbo a nuestra relación sexual. -Dime, pero ya te digo, que va a ser que no, ya te he dicho que no me interesa.
-¿Qué te parece, si nos vamos a la habitación de un hotel, te vendo los ojos y te ato a la cama y te desnudo y después viene un chico, al que tu no conocerás y yo habré avisado y entre los dos te follaremos y tu no sabrás quien es quien.
-Tú estas loco, ¿ como voy a hacer eso?
-Bueno, solo piénsatelo y me contestas dentro de unos día.
-No sé ya te lo diré.
Pasaron los días y no volvimos a hablar del tema, pensaba que pasaría lo de siempre, que me diría que no. Pero una noche, mientras hacíamos el amor, en nuestra cama, y los dos muy excitados, me pregunto que si seguía en pie lo que le había propuesto hacía tiempo.
-¿ Lo del hotel con un chico?-
le pregunte entre expectante y asombrado.
-Si, lo he pensado, y creo que podría ser una experiencia morbosa, pero tiene que ser un chico que se cuide, depilado y bien dotado, ya que lo voy a hacer, por lo menos que disfrute, de dos buenas pollas.
- No ahí problema yo me encargare del casting, tú ese día solo tienes que estar preciosa.
Después , de eso, estuvimos follando , como dos locos , imaginándome la situación que se podría producir en unos días. Me puse a buscar por internet chicos, para pasar una noche muy excitante y morbosa con una nueva experiencia, por supuesto había muchos chicos, pero había que elegir bien, para que todo saliera perfecto esa noche. Después de mucho buscar en paginas de contactos y pubs liberales, por fin encontré a un chico que encajaba en el perfil que estaba buscando. Quedé un día antes con él para ver si era verdad la descripción que daba en su anuncio. Habíamos quedado en una cafetería, a las 5 de la tarde, a los diez minutos apareció. Era un poco más alto que yo, tenía buena presencia, ojos marrones, pelo corto ,moreno, delgado., no me había engañado y era como se describía en su anuncio.
-Hola, soy Iván, he hablado contigo por teléfono
-le dije estrechándole la mano.
-Hola , yo soy Juan, encantado.
-Mira Juan, esto sería la primera vez que lo hacemos y nos gustaría que todo saliera bien, y que todo el mundo este a gusto, lo he hablado mucho con mi mujer y esta dispuesta a probarlo y queremos que sea una buena experiencia.
-Lo entiendo, no te preocupes, procuraré que los tres lo pasemos lo mejor posible y sea una buena experiencia para todos.
-Eso espero, la idea, es de que antes mi mujer y yo, estemos en la habitación del hotel y una vez que este vendada , yo te llamare para que subas a la habitación y lo hagamos .
-Perfecto sin ningún problema.
-Bueno, pues dame tu número de móvil y mañana sobre las 11, de la noche te llamare y te diré el número de la habitación.
-Entonces hasta mañana.
-Hasta mañana.
Era el día señalado, mi mujer Gema estaba guapísima, como siempre, llevaba unos zapatos negros de tacón que le hacían unas piernas preciosas, un vestido negro también, con un escote muy sensual y en su pecho una gargantilla de plata ,muy fina que le quedaba muy bien. Estuvimos cenando, antes de ir al hotel y calentando el ambiente con conversaciones calientes, mientras nos tomábamos una buena botella de rioja. Llegamos al hotel, mi mujer estaba algo nerviosa, porque no sabía lo que le esperaba y si todo iba a salir bien, pero también muy excitada ante la idea de algo nuevo en nuestra relación sexual, sin saber como era el chico y si le gustaría la experiencia que iba a tener.
Subimos a la habitación, y empecé a besarla por el cuello, despacio, como a ella le gustaba, poco a poco iba bajando por su escote, hasta llegar a sus pechos, aun los dos sin desvestirnos, pero muy excitado, nos besamos en la boca apasionadamente como dos adolescentes enamorados en su primera cita. Iba bajando poco a poco mientras mi lengua recorrían sus pechos, ya por fuera del vestido, y lamía sus pezones erectos.
Sentía su lengua por mi cuello y me daba pequeños mordiscos, que hacían que me excitara aún más de lo que estaba. Terminamos por quitarnos toda la ropa y quedarnos desnudos los dos, y echados sobre la cama. Mi lengua y mis labios seguían el camino hacía su sexo húmedo y caliente. Gema tumbada en la cama con sus piernas abiertas deseando, que mi boca llenara su tesoro, pero la quería excitar al máximo y seguí hacía bajo por el interior de sus muslos acariciándola , y solo mi aliento y el roce de mi boca con su coño, ya mojado, le hacían revolverse en la cama deseosa de sentirme entre sus piernas. Poco a poco y suavemente, mi lengua acariciaba sus labios, sin prisa disfrutando de tan exquisito manjar, subía y bajaba, lamía, chupaba, todo su sexo, disfrutando de sus jugos, al mismo tiempo que un dedo se introducía en su concha, soltando un gemido de placer al sentirlo, al mismo tiempo que mis labios se encontraban con su clítoris, para que obtuviera aún más placer.
Ahora con Gema muy excitada, y con ganas de todo, cogí un pañuelo de seda oscuro, y le vende los ojos.
-Susurrándole al oído le dije: ahora vas a disfrutar el doble.
Me retire de la cama y llame al móvil de Juan para que subiera a la habitación, solo con la llamada, él ya sabía lo que tenía que hacer. Mientras me volví a la cama donde mi mujer me esperaba desnuda y con los ojos vendados, sin saber que le esperaba, acerque mi polla a su boca y ella comenzó a chuparla , poco a poco, despacio, sin prisas, arriba y bajo, su lengua envolvía toda mi verga totalmente erecta y dura, sabía bien como ponerme a cien. Juan ya estaba a mi lado, pero Gema no lo sabía, me retire y deje que fuera Juan quien le ofreciera a mi mujer, una nueva verga para disfrutar.
Gema siguió chupando, creyendo que era la mía, pero al notar que una lengua volvía a lamer su sexo, se percató de que ya había una tercera persona en la habitación, no sabía como iba a reaccionar, pero siguió lamiendo la nueva verga que se le ofrecía ,mientras yo no dejaba de comerle su delicioso y rasurado coño. Ella cada vez se la chupaba mas y mas a Juan, ahora me incorpore yo su lado y le ofrecí mi polla para que tuviera dos para chupar, ella iba de una a otra en un frenesí excitante y morboso, mientras acariciábamos sus pechos a cuatro manos. Ahora me puse yo sobre ella y abriéndola de piernas la penetre profundamente, mi verga se hundía en su sexo mojado, sentía como sus jugos resbalaban por mis huevos, estaba muy mojada, mientras yo la seguía follando, su boca lasciva y hambrienta no dejaba de chupar y lamer la de nuestro afortunado amigo. Gema ahora me ofrecía su jugoso coñito a cuatro patas, una postura que le encantaba y volví a metérsela una y otra vez ,mientras la mamada que le hacía a Juan era tremenda, los empujones que yo le daba al penetrarla desde atrás hacía que su boca fuera penetrada por la verga de nuestro amigo.
Cambiamos de posición Juan y yo y ahora era él quien se follaba a mi mujer a cuatro patas, mientras Gema me lamía con su lasciva lengua mis huevos al mismo tiempo que yo me masturbaba, estaba siendo algo muy morboso y a la vez excitante, ver como se estaban follando a mi mujer delante mía y al mismo tiempo, me ella me deleitaba con una mamada a mis huevos, deliciosa, y con la cual estaba a punto de correrme.
No aguantaba más y mi leche salto sobre su cara y mis manos, nuestros gemidos se mezclaban y Gema con la cabeza casi entre mis piernas no dejaba de gemir y tener un tremendo orgasmo, mientras Juan la sacaba de su empapado sexo y derramaba su leche sobre la espalda de mi mujer. Los tres quedamos tendidos y extenuados en la cama , después de nuestra primera experiencia de más de dos personas. Después nos duchamos y bajamos al bar del hotel a reponer fuerzas y quedar para repetir la tremenda y gozosa experiencia sexual.
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