Seguidores y Amigos Fieles...

sábado, 27 de febrero de 2010

UN ORGASMO Y UN CAFE


"Un orgasmo y un café"

Salió tan apresurada y absorta del ascensor que la colisión frontal fue inevitable, el desconcierto fue mutuo. Levantó la mirada con la intención de pedir disculpas, pero tan sólo logró articular un débil: “Lo siento”. Unos carnosos y sensuales labios esbozaron una leve sonrisa sin pronunciar palabra alguna, el encuentro de ambas miradas convocó una intensa oleada de calor que se concentró en su espina dorsal. Fueron tan sólo unas décimas de segundo, pero suficientes para turbarla; se apartó para dejar paso al resto de la gente y prosiguió su camino, no sin antes volver la cabeza, con la no confesada esperanza de verle por última vez. Ya no estaba.

En las horas siguientes, por más que lo intentó, fue incapaz de apartar de su mente la imagen de aquella incitante boca, cuanto más se esforzaba por olvidar lo sucedido más aumentaba su deseo y su excitación; sus ingles estaban húmedas y sus labios resecos de tanto morderlos; su apetito sexual se había despertado y necesitaba ser saciado, ¡ya!, en ese preciso instante. Pero, ¿dónde…?

Como empujada por un extraño resorte, buscó la cafetería más cercana y se fue directamente al baño, cerró la puerta y con ella sus ojos; evocó mentalmente aquel encuentro mientras su mano derecha se deslizaba lenta por su vientre hasta topar con su excitado clítoris. La mano izquierda se enterró en su sujetador y sus dedos acariciaron y pellizcaron hábilmente su pezón; todavía recordaba cómo y dónde tocar, después de tanto tiempo. El dedo corazón de la mano derecha comenzó a moverse en círculos, lentamente, quería disfrutar, el contacto con aquel extraño había despertado en ella pasiones dormidas, olvidadas y dadas por muertas. Deseó besar sus labios, resbalar por el contorno de su carne, que sus salivas y sus lenguas se encontrasen; cuánto más pensaba en ello más se intensificaba su placer, sentía que el orgasmo pugnaba por estallar dentro de ella, pero lo frenó, deseaba disfrutar más de aquel momento. El deseo dominaba sobre la mente y comenzaba a proyectar imágenes y sensaciones como si de una película se tratase; aproximó su pelvis a la de él, y en este contacto sintió la firmeza de su miembro.

Sus dedos, empapados, respondían a unas desconocidas órdenes, ella ya no llevaba la batuta en aquella situación, se dejaba llevar. Un convulso y potente orgasmo le recordó que la bestia estaba tan sólo dormida.

Salió del baño con una contenida sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios, se sentó en la mesa más cercana y pidió un café.

1 comentario:

  1. INTERESANTE HISTORIA!! MMMM MUY EXCITANTE!!! TE TRANSPORTA!!!

    ResponderEliminar

HOLA.... nos encantara recibir tus comentarios,
solo te pedimos cultura, y respeto a la opinion del resto de participantes.

Ricardo.