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lunes, 4 de enero de 2010

RAQUEL Y ANTONIO


Anoche te tuve en mis sueños, tu tersa piel morena daba sombras a la luz de la blanca tela con la que te cubrías, caminabas hacia mí, tu mirada se clavó en mi mirada y me impedía huir, no podía moverme, no podía evitarlo... no podía evitarte. Quería escapar, escapar de tu mirada, por que sabía lo que iba a pasar, lo que íbamos a hacer.

Me mostrabas tus pensamientos como un libro abierto y yo no podíamos cerrar el mío. Lo intente, te juro que lo intente, mi corazón te rogaba que no siguieras, que no te acercaras, pero mi mente y mi cuerpo se entregaba a ti por completo. En cada paso que dabas, te sentía mas cerca, mas dentro de mí, y tu caminabas decidido, sin dudas, tu seguridad me hacía temer aún más esa situación, pero no me moví, esperé tu llegada inmóvil, como quien espera la muerte con ansiedad, estaba dispuesta a disfrutar de cada instante, a saborear cada momento de placer que tu cuerpo y tu mente estarían dispuestos a darme.

Me invadió tu mirada y a partir de ahí sabía que no habría marcha atrás. Cuando llegaste a mi te detuviste, y una pícara sonrisa se dibujo en tus labios, una sonrisa que me invitaba a jugar en donde solo habría dos jugadores, un juego en que ganaba aquel que más placer pudiera controlar, un juego que estaba dispuesta a ganar.

De pronto note tu mano subiendo por mi cuerpo, no me rozabas, no notaba la suavidad de tu piel, solo su calor. Subió muy despacio, como reconociendo el terreno por el que mas tarde se detendría a explorar, y se detuvo en mis labios, tus dedos dibujaron el contorno de mis labios y subieron hasta mis ojos, y con una suave caricia me invitaste a cerrarlos....por que!?, no quería cerrar los ojos, quería verte, necesitaba verte. Sería la única vez que te tendría , y no querías que te viera, por que?!, Si era mi sueño, porque mandabas en él, no podía entenderlo. Solo unos instantes más me bastaron para comprenderte, no necesitaba verte para sentirte, estabas tan cerca de mí que la sensación de querer verte y no poder hacerlo cadencia de importancia. No sabia lo que tramabas, lo que me ibas a hacer, pero sabia que me harías disfrutar como tantas veces había pensado, estaba tan confundida, me parecías tan real...

De repente sentí tu respiración, estabas detrás de mí y te acercabas lentamente saboreaste el aroma de mi pelo, cada vez te notaba mas cerca de mí, hasta que tus labios rozaron levemente el lóbulo de mi oreja, sensación que me hizo estremecer, tus manos subían y bajaban por mi espalda como si de un millón de hormigas se tratara, cogiste mis manos sensación que aproveche para darte un fuerte apretón, para que notaras el placer y la angustia que me daba el no poder moverme y no responderte con mis caricias, pero tu no mostraste ningún interés y seguiste recorriendo mi cuello hasta situarte frente a mi....

Volviste a tocar mis labios con tus manos y te di un suave beso, esta vez descendías por mi cara y pasando por mi cuello subiste hasta la cumbre de mis senos, erectos de placer y del contacto con tus manos, luego posarte tu rostro en mi pecho y permaneciste inmóvil por un instante, para escuchar el latido de mi corazón, el cual, ya no sabia que hacer, si latir a toda velocidad o pararse de golpe.

Después de eso la mente se fue poniendo borrosa, no sé si por placer o por que presentía que la madrugada se acercaba... pero notaba una dulce humedad en mis senos sabia que era tú y sabia como hacerme volver loca así que me entregue a ti, tu seguías humedeciendo mi cuerpo, sin prisas, despacio, muy despacio, no dejaste ni un solo rincón de mi cuerpo sin besar, sin que se erizara, y cuando notabas que me faltaba el aire, subías hasta mis labios y posabas los tuyos, que alivio!, que sensación!, con que dulzura acariciabas mi cuerpo, el cual, percibía tu calor, tu sudor, y la sensación de que tu también disfrutabas conmigo. Suavemente, y sin dejar de sentirte, me tumbaste, fue entonces cuando note el peso de tu cuerpo, y el calor que transmitías, fue como una chispa para encender el mío, que llevaba ya tiempo humeando. S

eguía inmóvil, seguía sumergida en la oscuridad pero no me importaba, tus manos sujetaban las mías por encima de mi cabeza y tu cuerpo se movía buscando un lugar donde yacer conmigo, y contra mas larga se hacia la espera mas placer acumulaba, sentía que iba a peder el juego cuando ni siquiera había comenzado, pero necesitaba que tu también te rindieses a mi, como las únicas extremidades que me quedaban libres eran las piernas aproveche para jugar con ellas, recorrí tus muslos, tu espalda, y tu trasero.

Note que estabas muy excitado, que ahora eras tú el que respirabas con dificultad tus movimientos se aceleraban para buscar un hueco en mi cuerpo, en ese instante los dos nos detuvimos sabíamos que a partir de hay no habría sitio para la razón ni el control, solo pasión, en ese momento fuiste tú quien dudaste si seguir o detenerte, fue entonces cuando quise darte la respuesta, abrí los ojos, y allí estabas, mirándome fijamente y con una expresión que poco a poco iba desapareciendo de tu cara te estabas alejando de mi, intentaba verte pero cada vez te desvanecías mas hasta que mi mirada solo divisó el techo de la habitación, me levante, tenia la respiración agitada, y el cuerpo humedecido, había sido solo un sueño, pero un sueño que me hizo estremecer, un sueño en el que te tuve tan cerca como nunca te tendré, un sueño de los que sé, que tú has tenido alguna vez, aunque no se lo digas a nadie......y sé que solo tu, sabes lo que en ese momento sentí....

Rakel y Antonio

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Ricardo.