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jueves, 2 de julio de 2009

SEXO EN LA OFICINA


En la oficina nacen todos los días relaciones ocultas, intensas, irresistibles, muchas veces prohibidas, otras veces interesadas. Lo cierto es que existen, y si estamos en medio de una relación pasional de oficina, nada mejor que disfrutar y, sobre todo, no cometer errores, como involucrarse con la amante del jefe.

‘¿Nos encontramos a las ocho?’ ‘Ok, te espero, no demores’. Los diálogos son cortos, directos y aparentemente normales (Regla número uno: no llamar la atención). La cita ya está hecha, la pasión no entiende de lugares, horarios ni reglas empresariales.

Veamos una historia típica, de esas que se repiten en (casi) todas las oficinas. Ella es jefa de sección. Él es el mensajero, un muchacho más joven. El flirteo lo inició él, sabiendo que transgredía las normas del lugar. Ella se dejaba seducir. Siempre que tenía que mandar un recado, se las ingeniaba para que le tocara a él. Así, todos los días.

Ella, Gabriela, Gerente de Marketing en una importante consultora de Miami, se escapaba de la oficina al mediodía, con cualquier excusa para no faltar a la cita que tenía con su mensajero del amor. Era un juego. Él le sonreía y le hacía pequeñas atenciones, como flores y notitas que Gabriela descubría al llegar a su escritorio (Regla número dos: se romántico, pero no dejes evidencia).

A los pocos días, los almuerzos resultaban poco y empezaron a compartir más tiempo e inventaban excusas para quedarse hasta tarde: errores forzados, adelanto de trabajo, reuniones laborales. Una noche de marzo, el intenso coqueteo llegó hasta el escritorio de un mandamás, donde desataron toda la pasión contenida por semanas. ‘Pecamos de ingenuos. Nos metimos en la oficina de un superior a hacer el amor y los gritos lujuriosos se oyeron hasta el otro edificio’, recuerda Gabriela (Regla número tres: en el trabajo, nunca).

Esta historia les costó el trabajo a ambos. Como siempre el hilo se corta por la parte más delgada, Juan fue despedido sin mayores explicaciones y Gabriela fue destinada a otra oficina, con un sueldo menor. Especialistas en el tema explican que las personas que buscan amor en el trabajo sufren carencias afectivas y falta de atención en sus hogares. “Por eso, ser halagadas, que haya alguien que se preocupe de ellas, produce este encantamiento que, por lo general, no es verdadero amor (No, muchas veces es sólo sexo).

El psicólogo Giorgio Agostini piensa que, en ese contexto, es fácil que una relación netamente laboral se transforme en una relación más personal. “Esto se da mucho en las psicoterapias, en donde los pacientes cuentan historias de vida y se sienten, por primera vez, escuchados. Entonces, es esta atención la que termina enamorando al paciente de su doctor”, cuenta. (Regla número cuatro: no pierdas el tiempo en enamorarte de tu analista)

Por lo general, las personas pasan más tiempo en el trabajo que en sus casas, y eso tiene repercusiones en el estilo de vida. Son jornadas de 8 a 16 horas diarias, en contacto con personas del sexo opuesto que, en muchos momentos, amenizan los largos tiempos que allí se viven.

Con esto, es muy fácil confundirse y creer que, aquella sonrisa es en realidad una muestra de deseo. Veamos entonces la típica historia de Jefe-Secretaria. ‘Cuando me ascendieron a Secretario de Redacción – recuerda Freddy J, actualmente director de un diario en México – me dijeron que tenía que conseguirme una secretaria personal. Admito que no comporte a la altura de las circunstancias, ya que terminé escogiendo a la chica más guapa y, reconozco, la que tenía más aspecto de ‘rápida’ (Regla número cinco: elige a tus empleados por sus aptitudes, no por su belleza)

‘Todavía me cuesta olvidarla’ - continúa Freddy con su relato – ‘era una morena flaca y alta, de un pelo negro fino y delicado, con una cintura digna de una modelo y un cuerpazo que realmente llamaba la atención. Continuamente yo la llamaba a mi oficina solamente para mirarle los pechos. En ese momento era soltero y no tenía ningún inconveniente. Además, ella también estaba jugando. Siempre se vestía de forma provocadora y sensual. No conforme con eso, se agachaba antes de salir de la oficina con cualquier excusa, y me mostraba las piernas”.

Como no podía ser de otra manera, a las dos semanas Freddy ya estaba teniendo sexo con su secretaria. “Era una loba, le gustaba el sexo fuerte y los distintos juegos sexuales. Muchas veces ella misma entraba en mi oficina y, sin decir una palabra, se metía bajo mi escritorio y me practicaba el sexo oral. Y luego se iba, sin decir ni una palabra! En pocos días yo ya estaba a su merced. Le hice mil regalos, joyas, ropa, cenas”, recuerda Freddy con una pequeña lágrima en su rostro (Regla número seis: no te enamores de una compañera de sexo. ¿Acaso crees que ella no quiere solamente lo mismo que tu?).

Como (casi) todos los hombres, Freddy no pudo controlar ni a sus pantalones ni a su lengua. Al poco tiempo la lujuria de ‘la secretaria’ era el chisme de la oficina. Y la lujuria tiene su precio (Regla número siete: en boca cerrada no entran moscas). ‘Al tiempo me di cuenta que ella ya no era la misma. Sus visitas bucales comenzaron a hacerse cada vez más esporádicas, y comenzó a tener inconvenientes para encontrarse conmigo después del trabajo. Para tratar de reconquistarla, como un idiota, le hice todavía más regalos, cada vez más caros. Pero un buen día me llegó un e-mail de Personal. La ‘Porno-Asistente’, como le decían en los pasillos, se convirtió en la asistente personal de uno de los principales socios del holding. Recién ahí comprendí que sólo quería trepar en el trabajo, y lo logró”.

Que nada te detenga (pero mira a ambos costados)
Es importante remarcar que tener buen sexo con una compañera de trabajo no sólo es posible, también pude ser una fiesta. Sólo debes tener en cuenta los pequeños consejos que hemos ido soltando a lo largo de esta nota, y las historias que aquí reflejamos. Repasemos:

- Trata de involucrarte con alguien de tu mismo estrato laboral: Si ella tiene un rango inferior al tuyo pude ser que sólo busque un rápido ascenso. Si es al revés, puede verte en un buen problema si se enteras que te enrollaste con la jefa.

- Discreción, divino tesoro: Muchos (hombres) dicen que sólo terminan el acto sexual cuándo se lo cuentan a sus amigotes. Error, un verdadero caballero no se ufana de sus conquistas, ni delata su juego ante otras posibles ‘victimas’.

- En el trabajo, nunca: Si, puede ser muy atractivo revolcarse en el escritorio de la oficina, o hacerlo rápido en las escaleras del edificio. Pero ¿es que acaso te gusta jugar con fuego? Sólo puede quemarte. Si te pillan con el pantalón en los tobillos, la gran mayoría de las empresas no dudaría en despedirte. Ahora, si a tu te gusta el peligro, pues adelante. Sólo tienes que soportar las consecuencias.

- No te fíes de las computadoras: En este caso, las computadoras están del lado de la empresa. El mail o los mensajeros instantáneos pueden ser una herramienta muy útil para conversar con tu amante y coordinar el punto de encuentro. Pero asegúrate de borrar bien toda la evidencia. No sea que descubra tu amorío el muchacho de informática. Mejor, el celular. aunque tampoco es muy seguro.....

2 comentarios:

  1. Tener sexo en la oficina es una experiencia muy exitante y única se lo hace dejando volar la imaginación, si lo volvería hacer.

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  2. sexo en la oficina????
    que delicia, el peligro de ser descubierto,
    el morbo de la seduccion, el gusto de hacerlo en el escritorio, que recuerdos .

    Que le pregunten a mi esposa, que asi la convenci.
    jaja
    Gus

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Ricardo.