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martes, 16 de diciembre de 2008

FANTASIA CUMPLIDA

Mi fantasía sexual es compartir a mi mujer con otro hombre...
yo nunca se lo habría pedido, pero ella me lo regaló...

Todas las personas tenemos fantasías eróticas, la mía es compartir a mi mujer con otro hombre, en realidad nunca se lo había propuesto porque ni siquiera yo estaba seguro de que me gustara hacerlo… una cosa es la fantasía y otra la realidad…
La cuestión es que poco a poco cuando hacíamos el amor yo iba introduciendo detalles de esas fantasías en nuestros juegos de cama, poniéndole un dedo en los labios para pasar a introducírselo en la boca, utilizando la postura a cuatro patas mientras le empujaba la cabeza hacia delante como si estuviera chupando algo, y eso se fue perfeccionando hasta representar situaciones imaginarias pero casi reales; mi mano apoyada en la cama delante de su cara y con el pulgar hacia arriba simulando un pene… colocándola a ella encima mió mientras situaba mis dos manos a los lados de su cara con tres dedos de cada estirados en dirección a ella… y ella me seguía el juego chupándome el dedo pulgar mientras yo la penetraba, masturbando los dedos de mis manos como si fueran dos penes, introduciéndoselos por los lados de su boca mientras yo desde abajo moría de placer.

En marzo de este año celebrábamos nuestro aniversario, tres años de matrimonio, los dos anteriores me encargue yo de preparar algo para celebrarlo pero esta vez decidió que lo hacia ella, me tuvo intrigado durante los días anteriores ya que no explicaba nada… ya lo veras me decía, no seas impaciente, es una sorpresa.

Llego el día esperado y siguió sin darme pistas hasta que a media tarde me llego un mensaje al móvil con una dirección y una posdata que decía: (espérame ahí a las diez, da tu nombre en recepción… te quiero), me dio un vuelco el corazón, no sabia de que iba pero sentía una gran excitación, estuve nervioso todo el resto de la tarde hasta que por fin llego la hora. Me dirigí al lugar indicado, era una especie de hotel pero extraño, en el salón de entrada muy bien decorado no había nadie solo una recepcionista detrás de un mostrador, me dirigí a ella y le di mi nombre, con una sonrisa me entrego una llave plateada en la que había inscrito el numero 12… primer piso me indico, con la llave en la mano y completamente nervioso me dirigí hacia allí. La habitación tenía un pequeño recibidor con una mesa y dos sillas, a la izquierda había una puerta que estaba cerrada con llave, encima de la mesa había una nota…

(Hola cariño… desnúdate y túmbate en la cama que veras al fondo de la sala, abre bien tus sentidos porque esta será la única vez que te brindare esta experiencia, todo lo hago por ti) Mientras me desnudaba me pasaron cientos de pensamientos todos relacionados con mis fantasías… no puede ser me decía a mi mismo, no creo que sea eso… pero un deseo excitante y morboso me hacia imaginar de todo.

Me dirigí hacia el interior, nervioso, estaba muy oscuro y solo una luz muy tenue iluminaba el lugar donde estaba ubicada la cama, las paredes estaban forradas de espejos pero con la pobre luz que había mas que reflejos representaban sombras, me tumbe boca arriba y espere… Al cabo de un breve tiempo vi la silueta de mi mujer en la puerta de entrada, caminaba hacia mi, despacio, completamente desnuda de cintura para arriba y con un pequeño tanga de color rojo, estaba preciosa, reluciente, llego a los pies de la cama y apoyando las rodillas gateó hasta llegar a mi cara, me puso un dedo en los labios haciéndome callar y susurro… te voy a volver loco.

Gateo hacia atrás y al llegar a la altura de mi pene se lo introdujo en la boca, despacio, sin quitarme la mirada de los ojos, repitió la escena varias veces cada vez mas rápido, movía los labios cuando lo engullía y los dejaba muertos cuando lo soltaba, comenzó a apretarlos y yo empecé a morir de placer, aunque mi excitación se debía en parte a lo que presentía que iba a suceder después… con una mano me empezó a frotar los huevos y con la otra me masturbaba mientras seguía subiendo y bajando con su boca que empezaba a babear mi flujo por las boqueras.


Al fondo, por donde vino mi esposa apareció una figura que iba acercándose… al llegar a la luz me ardió el cuerpo por dentro, estaba entre excitado y asustado, el tipo se apoyo sobre el culo de mi mujer y me miró, la cogió de la cintura y empezó a frotar en todas direcciones haciendo un circulo, me cogí el rabo mientras ella me lo chupaba y empecé a masturbarme yo… en su boca, era un hombre de raza negra corpulento y con un falo descomunal, el tipo bajo sus manos y le cogió los pechos pellizcándole los pezones, despacio y hacia abajo, ella emitió un gemido que a mi me hizo soltar la primera bocanada de semen contra sus labios… le alcé la cabeza y le metí tres dedos en la boca… _te gusta chupar? _se la vas a chupar…?

el tipo se subió de pie a la cama, por detrás de ella y la cogió de la barbilla para echarla hacia atrás, se inclino un poco y empezó a frotar su miembro por un lado de su cara, ella me miraba y yo me masturbaba. Pídemelo me dijo, Pídemelo, Yo estaba mudo de locura, _PIDEMELO.

palabra me recorrió todo el cuerpo como un calambre antes de salir por mi boca: CHUPASELA… CHUPASELA. El negro le giró la cara y le metió la poya hasta que se le torció, la posición era ladeada y la poya le rebotaba en el interior de la mejilla moviéndosela hacia fuera… era increíble, impensable. La poya le salía y le entraba de la boca arrastrándole los labios que no daban más de si, de vez en cuando se le resbalaba hacia fuera salpicando saliva mezclada con restos de semen y volvía a metérsela, esas veces con más violencia, yo me estaba volviendo loco… me levante y le acerque mi poya a su cara agitándola enloquecido, el negro se giró hasta ponerse frente a ella y empezó a empujar como un animal penetrandole la boca… la tenia cogida del pelo y la empotraba contra su poya una y otra vez… por la barbilla le caían chorretones de semen que chocaban contra sus pechos mientras el le iba inundando la boca a borbotones…

Empecé a correrme sin poder quitar la vista de su cara empapada en flujo de ese tipo. El negro bajo la cabeza gimiendo y jadeando y empezó a agacharse hasta quedar sentado con las piernas cruzadas arrastrándola a ella sin sacarle la poya, le callo mi semen en su pelo mientras el seguía empujando y corriéndose, el semen que ella escupía le caía al negro en sus piernas y en sus pies, de golpe le saco la poya de la boca y empezó a frotar sus labios por los restos de semen, por las piernas, por los tobillos… ella tenia la lengua fuera e iba lamiendo hasta llegar a sus pies con los dedos llenos de semen y empezó a chupárselos, desesperadamente, sabia que eso me volvía loco de placer cuando me lo hacía a mi.


Me acerque a su espalda y hundí la poya en su coño pidiéndole mas. _MAS… MAS… Ella le mordía los dedos mientras con las dos manos le masturbaba, llego a meterse medio pie en la boca chupando como una posesa… De pronto sentí que me moría y me eché hacia atrás hasta caer de espaldas en la cama, me pareció caer en cámara lenta y me quede mirando el techo, perdido… vi en el reflejo del espejo como el la levantaba y la volcaba sobre mi, su cara quedo frente a la mía, se arrodillo y se la introdujo mientras su clítoris aplastaba mi poya… comenzó a follársela con esa enorme poya, entraba y salía arrastrándolo todo, ella abría la boca y gemía echándome el aliento en la cara.
Se la estaba follando. Se estaban follando a mi mujer y a ella le gustaba, cada vez gemía mas fuerte y me mordía los pezones descargando su placer, mi poya estaba empapada del flujo que su coño derramaba, el negro gritaba empujando como un salvaje penetrándola y penetrándola, mi mujer pedía mas y yo estaba completamente desorientado, aturdido. Le saco la poya de cuajo y se la apoyo en el culo frotándolo mientras escupía litros de leche por segunda vez encima de su espalda, ella gritaba que se corría, y gritaba y me miraba, del miembro del negro le llegaban ocanadas de semen a los hombros, no se cuanto duro ese momento pero no se acababa nunca. Se paro apoyándose en su espalda y al cabo de un momento se levanto y se alejo por el mismo sitio por el que había venido… Ella seguía jadeando.


El negro desapareció de la escena y nos quedamos quietos, los dos, ella con su cabeza reposando sobre mi pecho respirando muy rápido y yo mirando a la nada, pasamos horas sin movernos, sin hablarnos. Volvimos a nuestra rutina y nunca sacamos el tema, como si no hubiera ocurrido, pero cuando hacemos el amor ya no le pido fantasías ni le doy mis dedos, revivo los momentos de ese día y me hundo en el placer de los gemidos que ella da desde entonces, con sus recuerdos.

2 comentarios:

  1. Perdon por la pregunta pero esta es historia real?......la historia esta buenísima......

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Ricardo.