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viernes, 9 de enero de 2009

RITO DE INICIACION??

Un nuevo rito de iniciación
El sexo oral marca el debut de la mayoría. En lugares públicos, se filman, fotografían y lo divulgan. El desconcierto de los padres y los mitos de una práctica insegura.

Un fantasma recorre el mundo de la pubertad: el fantasma de la felación. Fantasma húmedo que avanza de rodillas mientras desconcierta a los padres. Sin discriminar ninguna clase social. Ni escuelas. Religiosas o laicas. Avanza por el fondo de las aulas. Por los asientos más discretos de los micros escolares. Por las habitaciones mejor decoradas de los countries. Por entre las cortinas anónimas de las matinés. En los baños.

Bocas y braguetas. Internet, menos prejuicioso y más pragmático, mientras tanto, lo abraza. Lo suma de inmediato a los anaqueles de su infinita biblioteca sexual. Integra la oferta de las adolescentes con el ansia de exhibirse en blogs, portales, foros y fotologs, con la demanda de los adolescentes y el ansia de contemplar y cultivarse. Esa simbiosis, para una estudiante chilena de 14 años, “Wena Naty”, alumna del Colegio La Salle en Santiago de Chile, resultó agridulce: un compañero la filmó con su celular mientras hacía una fellatio a otro estudiante de su edad en una plaza. No le molestó el primer plano. Mucho menos la fama inmediata en todo el mundo cuando el video llegó a YouTube. Sí que la expulsaran del colegio y que sus padres le prohibieran salir de casa. Mientras su partenaire y el camarógrafo amateur siguen estáticos ante sus pupitres.

En las mejores salas. Ocurrió en la fiesta de quince de la hija de un empresario extranjero radicado en el país. Una de las chicas invitadas se demoraba debajo de las mesas de los chicos. Los chicos se ruborizaban. No por nervios. En las fiestas, las ceremonias de felación son tan habituales, que no hay piñata a la que se le escape el detalle del caramelo saborizante del después. Al empresario le costó asimilar lo que pasaba cuando lo entendió. Intentó ser paternal; darle algún consejo a la compañera de su hija. La respuesta de la chica todavía le cuesta un dineral en terapia familiar y cierta infamia entre sus colegas: “¡Pero si tu hija chupa más que yo!”
Para las chicas, pretender que su pareja use preservativo siempre equivale al riesgo de hacer enojar al hombre y ser abandonadas. Si de todos modos lo reclama, se arriesga a que los hombres opinen que se trata de “una chica rápida”. Por otro lado, mientras que las pastillas anticonceptivas sólo se vuelven consultables en el horizonte de un noviazgo, la tenencia de un preservativo permanente en la billetera de un chico lo convierte en “sexópata” ante los otros. Por eso el sexo oral de estas chicas está disociado de un sexo placentero –opina Gómez–; es un puro acto de grupo, ímpetu adolescente en una sociedad que no provee ni se preocupa por proveer una educación sexual adecuada.
El fantasma de la felación púber arrastra además su estela de mitos anexos. En principio, el sexo oral se impone desde el punto de vista práctico, sobre todo, porque los jóvenes lo consideran un método incontrastable contra el embarazo. El temor más grande de las adolescentes –coinciden todos los especialistas consultados– es la multiplicación. Por esa razón es que el coito definitivo se retrasa apenas unos (pocos) años más. Para los adolescentes de estos tiempos, como para Woody Allen, “el sexo es asqueroso sólo si se hace bien”. De ahí que las felaciones satisfagan también otros mitos: que las pastillas anticonceptivas son nocivas porque hacen engordar, que es imposible embarazarse en la primera relación sexual o que los preservativos siempre vienen estropeados son algunos de los más difundidos entre los de 12 y 19 años. El mito más discutible –que además lo tiene al ex presidente norteamericano Bill Clinton como teórico ilustre– es si el oral es o no es sexo y si, en caso de serlo, es la clase de sexo que escuda la virginidad.

El problema no es sólo el riesgo de contagio del HIV; se trata de la desinformación de los chicos acerca de todo un abanico de otras enfermedades por lo general ignoradas. “Por vagina, ano y también por la boca –explica la especialista– pueden transmitirse virus y bacterias que van desde el HIV (a través de sangre y semen) hasta la clamidia, hepatitis B, hongos, sífilis, blenorragia o el virus del papiloma humano o HPB, que puede derivar en un cáncer de cuello de útero”. El preservativo, remarca la doctora Iza, es indispensable en todo tipo de relación sexual. También en el oral, donde la mucosa bucal es una de las más expuestas a la recepción de enfermedades. “Los chicos abren los ojos sorprendidos cuando se les dice que para eso existen también los preservativos saborizados. La reticencia a la consulta médica se da casi siempre por el pudor o la típica sensación de invulnerabilidad de los chicos”.

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Ricardo.